Conocerás al envidioso
cuando hable mal de ti a tus espaldas y sus palabras envenenadas, mentirosas o manipuladas,
te lleguen de regreso,
cuando trate de seducir a tus amigas
contando cosas sobre ti que inventa o imagina al trasluz de su envidia insana sin fundamento
pensando que, al criticarte, el terreno se le despeja,
pensando que traicionando tu buena fe, algún redito obtendrá…

Ay, pobre envidioso, sabandija que se le ve de lejos venir
arrastrándose y que, en su empeño, solo suscita pena…

Conocerás a la envidiosa
cuando pretenda fingir que le caes bien,
y te regale la mejor y más hipócrita de sus sonrisas
para luego criticarte cuando te gires y te hayas marchado
y sacará fuera de contexto una sonrisa positiva y educada
para usarla contra ti, retorciendo con maldad y alevosía.
A la envidiosa la conocerás por hablar mal de ti, tal vez rabiosa por no tenerte
o frustrada, en el fondo, por no ser ella tu compañera,
¡le hablará a ella mal de ti, malmeterá e inventará, no lo dudes,
intentando destruir con falacias lo que ella no puede ni sabe construir!

Ay, envidiosos y envidiosas que pululáis por el planeta
con vuestra callada ruindad, royéndoos por dentro,
dejad en paz vuestras lenguas afiladas y viperinas,
y sed felices con lo que tenéis, vivid y dejar vivir,
que os conozco muy bien, y sé por donde andáis

o reptáis, mejor dicho…

© Javier L. García Moreno

Enero 2023

Anuncio publicitario